Antes de empezar a explicar diferentes aspectos sobre la tristeza, te lanzo algunas preguntas.
- ¿Te das cuenta cuándo estás triste?
- ¿Qué haces cuando te sientes triste?
- ¿Te gusta la tristeza o te la quieres quitar de en medio?
- ¿Alguna vez te has planteado para qué te sirve?
La lista de preguntas podría extenderse, pero estas ya son suficientes para poder reflexionar sobre la tristeza y más importante aún, qué te ocurre a ti con tu tristeza.
La tristeza es una de las cuatro emociones básicas. Y como emoción, sucede en nosotrxs y no podemos cambiar que eso sea así, es una respuesta ante algo/alguien. Nos da información sobre nosotrxs en ese preciso momento.
Sabiendo que no podemos evitar que aparezca, lo interesante es prestar atención a la función de la emoción, en este caso, la tristeza.
¿Cuál es la función de la tristeza?
La tristeza sirve para desprenderse de algo que hubo o no hubo, para abrirse al presente (ver lo que hay ahora). Es una emoción que nos lleva al repliegue, a la reflexión. Suele cambiar nuestro ritmo, la apetencia general suele ser a ir más lentxs, hacer menos cosas, estar en el sofá, estar en compañía, etc. Muchas veces va acompañada de llanto, como forma también de dejar ir.
Cuando la tristeza la gestionamos mal, puede aparecer de las siguientes maneras:
- Melancolía: nos aferramos a algo que si hubiese sucedido de forma diferente, habría sido perfecto. Por ejemplo, si mi padre no hubiese muerto cuando era pequeñx, mi vida sería distinta, plena. Aquí la persona pone un gran peso a la perfección de no haber muerto su padre. Y lo que sabemos es que la vida sería diferente, sería distinta pero no perfecta.
- Autoreproche: cuando entramos en el autoreproche, la salida está en el pedir perdón, en poder reparar el daño hecho y aprender de ello. Esto nos abre al presente y a nuestra imperfección.
- Resentimiento: el mensaje es confié en el otro y se aprovechó de mi. Para llevar el resentimiento a otro lugar, se hace asumiendo la parte de responsabilidad ante lo que sucedió.
La tristeza también nos lleva a dejarnos acompañar por el otrx o acompañarle (si es quien está en la tristeza). Y esta compañía ayuda a transitar la emoción.
¿Qué pasa con la tristeza?
Suele ser habitual que si le dices a alguien que estás triste o te ven llorar, los mensajes suelen ser: no llores (ya desde pequeñxs recibimos este mensaje), no merece la pena, ya se te pasará, tu haz cosas y ya verás como se te olvida, tómate algo para no estar así, etc. Y yo digo, ¡pobre tristeza! y en consecuencia, ¡pobres nosotrxs! Esta emoción es una de las más evitadas socialmente y los motivos son variados, por ejemplo: no quiero caer en una depresión (falsa creencia), con la tristeza es más difícil llevar el ritmo habitual de vida occidental, si yo no se lidiar con mi tristeza quiero que el otrx no la sienta para no incomodarme, la tristeza es negativa, etc.
Entonces, ¿qué hago si me siento triste?
La recomendación saludable es, permítete estar triste, aprecia el motivo por el cual ha aparecido en ti esta emoción. Cuanto más evites o tapes la tristeza, más fuerza hará para estar presente. Lo saludable es poder vivirla y por ella misma, va desapareciendo.
En general, si estamos tristes, no podemos parar nuestras vidas. Pero si podemos tratarnos bien cuando estamos tristes (p.ej, llevar un ritmo más lento cuando caminamos, tener espacios de no-hacer…) y darnos nuestros espacios de expresión. Dejarnos acompañar en la tristeza ayuda a transitarla, vivirla.
Darle espacio a la emoción de la tristeza, contrariamente a lo que se cree, ayuda a que ésta no se convierta en un ‘quiste emocional’ y pueda llevarnos a problemas de salud mental. Sí es cierto que la tristeza a veces no es sencilla de llevar o sostener, aprender a vivirla se hace con la experiencia y no siempre es agradable. Hay momentos en que es necesario pedir ayuda profesional para aprender a gestionarla.
Te invito a que te observes cómo vives tu tristeza y a que la próxima vez que te sientas triste, pruebes a darte algo que te siente bien en ese momento (p.ej, descansar, pedirle a alguien que te acompañe, un baño de agua caliente…).
Estaré encantada de leerte si te apetece compartirte.