En la vida nos suceden cosas agradables y desagradables, y suele ser común que lo desagradable nos lo queremos quitar de en medio. ¿Qué ocurre? que la forma de quitárnoslo del medio lleva implícito no prestarle atención a esa cuestión y desear que desaparezca. Y a veces, utilizamos métodos diversos, como por ejemplo: hacer que no existe, actuar justo de forma contraria, decirnos que ya se pasara solo y guardarlo en un rincón, comer y beber más de lo habitual, etc. Ante este no prestarle atención pueden suceder varias cosas: que aparezca ansiedad, insomnio, que nos desconectemos emocionalmente de nosotros, apatía, tristeza profunda, enfados que parecen un sin sentido… Entonces, ¿cuál es el camino? la aceptación.
¿Qué es la aceptación?
La aceptación es darle espacio a la emoción que se está dando ante una situación concreta.
Esta es la forma de empezar el camino de la aceptación, que a veces es corto y otras largo. Al dar espacio a la emoción, das espacio a lo que te está ocurriendo y aunque aparentemente parezca que lo va a ocupar todo, poco a poco, irá tomando su lugar y quedará como un aprendizaje del camino de la vida. Por tanto, la aceptación no es pensar «esto lo acepto y ya está», sino vivir la experiencia. Y es importante saber que es un proceso y lleva su tiempo, el que sea necesario para cada cual y la situación que está viviendo.
Por ejemplo, ante una separación de pareja, dos emociones habituales son el enfado y la tristeza. No dar lugar a estas emociones y a todos los pensamientos que las acompañan puede provocar que se cree un «quiste emocional», que en un futuro irá apareciendo, probablemente con otras parejas. En cambio, si entras en el camino de dar espacio a lo emocional, aunque no sea sencillo, poco a poco podrás ir dándole lugar en tu corazón a esta ruptura y reconocer y aceptar lo vivido tomando tu parte de responsabilidad.
Una poesía sobre la aceptación
A continuación te dejo una poesía que para mi es una buena explicación de la aceptación, espero que la disfrutes y la puedas tener presente en tu día a día.
La casa de los huéspedes
El ser humano es como un albergue.
Cada mañana llega alguien nuevo.
Este es una alegría, este otro es tristeza,
allí viene la mezquindad
y aquí una chispa de comprensión.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, lo malicioso,
puedes encontrarlos a la puerta, sonriéndote;
invítalos a entrar.
Sé agradecido con quién viene,
porque cada uno ha sido enviado
como un guía desde el más allá.
RUMI.