GRUPO DE AUTOCONOCIMIENTO CON TERAPIA GESTALT
Lugar: Hospital de día de la unidad de adicciones
Hacía tiempo que me rondaba la idea de hacer un grupo con terapia Gestalt en el hospital y varias personas de mí alrededor me animaban a dar el paso, aún y así no acababa de juntar la valentía suficiente para hacerlo. Un día, hablando de teatro terapéutico con un paciente, le escuché y me escuché y volvió a aparecer un remolino de energía en mi estómago, y esta vez sí le hice caso. La vida me trajo la oportunidad una vez más. El paciente me hizo de maestro.
Antes tenía la creencia de que las personas con problemas de adicciones no iban a entender y a aprovechar la Gestalt, vaya idea más absurda me digo ahora. Este era mi gran prejuicio y justificación, era la idea que utilizaba el miedo para no avanzar y es la creencia que ha cambiado en mí.
La puesta en marcha consistió en informarme, crear un ‘protocolo’, pedir permiso… toda una serie de pasos que fueron acompañados de mi miedo que se presentó con ideas del estilo ‘mejor no corras este riesgo’, ‘al jefe no le va a gustar la idea’, ‘aún no tienes experiencia suficiente en Gestalt para hacer este grupo’… el listado de pensamientos fue largo y no diferente a anteriores veces, aunque en ésta las ganas eran más grandes que el miedo y decían ‘va a salir bien’, ‘sólo tienes que ser tú’, ‘confía’…
Llegó la primera sesión del grupo, había unas 14 personas en el gimnasio, sentadas y expectantes a lo que iba a suceder en ese espacio. Me presenté, les presenté el espacio, se presentaron y… todos de pie, a caminar por la sala, a conocernos de una forma poco habitual. La sesión continuó con una fluidez mágica e implicación por parte de todos. Tras esa primera sesión me di cuenta de cuantas historias me había explicado para no realizar el grupo y me siento feliz de haber dado el paso.
Hasta día de hoy, han sido 16 sesiones en tres meses y por el grupo han pasado una media de 30 o 35 personas diferentes que han entrado y salido, entregado y resistido, reído y llorado, cuidado y centrado, etc. En definitiva, han estado y sido según el momento, y me siento profundamente agradecida por su sinceridad y entrega.
En este tiempo, mi actitud ha sido de presencia y respeto hacia ellos y hacia mí. Ha sido un ejercicio de autenticidad continua y de verme a través de ellos cada semana. Si me observo retrospectivamente, puedo verme de muchas formas… alegre, emocionada, divertida, seria, miedosa, bailonga, juiciosa, agradecida, payasa, etc. Y todas ellas forman parte de mí y me ayudan a estar en el grupo y en la vida.
Esta oportunidad es un ingrediente más de mi camino, en el que justo ahora empiezo a andar, el de DESAPRENDERME. Doy gracias a la vida, igual que dice Mercedes Sosa en su canción (https://www.youtube.com/watch?v=WyOJ-A5iv5I).