Entrevista realizada por Maite de Obes (Què Fem, La Vanguardia).
¿Cuándo sé que tengo derecho a expresarme, a quejarme?
El derecho a manifestar algo propio tendría que existir siempre. Aún y así, hacerlo o no es una decisión personal. Depende de la situación, de qué quieres decir, si hará daño a alguien, si es necesario expresarlo… Hagas lo que hagas, es tu responsabilidad.
¿Qué hacer cuando mis intereses chocan con los del otro?
Lo mejor es encontrar el espacio para hablarlo abiertamente. La sinceridad y la confianza son necesarias. La mejor manera es ser asertivo.
¿Qué palabras son más asertivas?
Las formas son asertivas; hablar en primera persona, no generalizar, no poner excusas, ser claro y directo.
¿Hay gestos asertivos?
Sí, el contacto ocular; una expresión facial en sintonía con el contenido; una postura corporal relajada… La comunicación no verbal puede ser muy sutil y es necesaria.
Saber decir que no es un arte.
Lo es. ¿Cómo hacerlo sin sentirse mal?
Decir no implica que te respetas y pones tus límites. Valora, cuando dices no, a cuantas cosas dices sí. Es importante que sepas que no puedes hacerlo todo, ni complacer y gustar a todo el mundo, ser consciente de esto ayuda.
Ante un conflicto, ¿cómo decidir la actitud, si se es una persona impulsiva?
Adquiriendo la habilidad para reconocer, utilizar, comprender y manejar los estados emocionales para guiar nuestra forma de pensar y actuar.
¿Cómo afrontar la agresividad del otro?
La agresividad habla de un dolor que tiene la persona que la practica. Se puede utilizar la asertividad para decir cómo te sientes, por ejemplo: ‘Cuando te muestras agresivo/a yo me siento triste. Me gustaría que expresaras lo que te pasa de otra manera. Así podría entender qué pasa’.
¿Cómo se gestiona la culpa de no cumplir con las expectativas del otro?
Como dice Fritz Perls, no estamos en este mundo para cumplir las expectativas del otro ni para que el otro cumpla las nuestras. La cuestión es por qué necesitas dar preferencia al otro antes que a ti mismo. La culpa es una emoción que nos acompaña. La clave está en ver cómo de real es y no generar pensamientos que la hagan crecer.
¿En qué nos beneficia el hecho de ser asertivos?
Nos permite expresarnos de forma sincera y clara teniéndonos en cuenta a nosotros mismos y sin ofender a nadie. Ayuda a aumentar nuestra confianza, y hacia el otro, el respeto y la sinceridad. Se pueden resolver conflictos con tranquilidad.
Uno puede mejorar, pero cambiar…
Personalmente, confío en que las personas pueden cambiar. La cuestión es si quieres hacerlo o no. Es un proceso, no un cambio inmediato. (‘¿Cómo puedo convertirme en una mariposa?’, ella preguntó. ‘Tienes que desear tanto volar que estés dispuesta a renunciar a ser una oruga’.)
¿Es el secreto de la felicidad?
Hay una frase de San Agustín que me parece muy acertada: ‘La felicidad consiste en tomar con alegría lo que la vida nos da y en dejar con la misma alegría lo que la vida se lleva’.
¿Ese es el camino?
El camino es aquel que te lleve a encontrarte contigo mismo, aceptar lo que hay en ti. Vivir el presente, donde ocurre la vida.
¿Encontrarse a uno mismo tiene que ver con la atención?
Sí, la conciencia de ti mismo se amplía. De esta forma eres más libre.
¿Qué nos hace más libres?
Aceptarnos y ser fieles a nosotros mismos, escoger qué queremos sin automatismos; decidir nuestra actitud delante de las situaciones de la vida.
¿Qué nos destruye?
Aquello que nos empeñamos en ser, o creemos ser y no somos. Como dice Claudio Naranjo: ¿Cuál ha sido la locura que tu alma ha necesitado para sobrevivir? Cuando puedas contestar a esta pregunta sabrás qué te destruye.
¿Damos suficiente importancia al bienestar mental?
En general, no. La tendencia es valorar más la salud física y el bienestar material.
Dame un buen consejo para vivir mejor.
Disfruta de cada momento. Hace poco leí una frase que me gustó mucho: mientras puedas, procura que al morir puedas susurrarte esto: «He vivido».